Viendo lo invisible
Las auroras son los signos visibles del caos magnético en
nuestra atmósfera, pero tan lejos, que el ojo humano no
puede detectar mucho de lo que se ha dado en llamar tiempo espacial.
Eso sucede porque el material que fluye desde el Sol hacia la Tierra
es muy pequeño, muy difuso o muy débil visto contra el
fondo del espacio o el brillo del Sol, como para dejar huella alguna
en la porción visible del espectro.
Debido a que la corona solar es sólo visible a ojo desnudo
durante un eclipse, los científicos usan un disco de
ocultación, que bloquea la luz de la superficie solar y
así crean un eclipse artificial, a fin de detectar lo que
el Sol está arrojando hacia el espacio. Algunos de los
más recientes e importantes avances en la comprensión
y rastreo de eyecciones de masa coronal (CMEs es la sigla en
inglés), provienen de cámaras que fotografían
la corona y detectan el plasma de una CME a medida que se acerca a
la Tierra.
Todos estos instrumentos y muchos otros son las herramientas de los
cientos de científicos que participan del programa
Internacional de Física Solar-Terrestre (ISTP es la sigla en
inglés), un esfuerzo global para observar y comprender
nuestra estrella y sus efectos sobre nuestro medio ambiente. Una
batería de más de 25 satélites lleva instrumentos
al espacio, y junto con los observatorios asentados en tierra,
permite a los científicos estudiar el Sol, la Tierra y el
espacio que media entre ellos. Individualmente, los vehículos
espaciales de ISTP actúan como microscopios, que estudian
finos detalles del Sol, el viento solar, así como los
límites y funcionamiento interno del escudo magnético
de la Tierra. Unidos entre sí y con los recursos terrestres,
actúan como un telescopio de campo amplio que mira el ambiente
solar-terrestre en su conjunto.
Los vehículos espaciales de ISTP - especialmente Wind,
Polar, Geotail y el Observatorio Solar y Heliosférico (SOHO)
- permiten a los científicos observar todas las regiones
clave del espacio terrestre. Estudian el interior del Sol, su
superficie y la corona, el viento solar y la magnetosfera terrestre,
incluyendo las regiones aurorales y los cinturones de
radiación de Van Allen. Orbitando a más de un
millón y medio di kilometros de la Tierra, los
vehículos de ISTP hacen observaciones simultneas y coordinadas
del Sol y la actividad en la magnetosfera. Trabajando junto con
los observatorios terrestres, estos vehículos espaciales
pueden ahora, por primera vez, rastrear las CMEs y otros eventos
de la meterologia espacial desde su cuna hasta su tumba. Algún
día ellos podrán incluso predecir la llegada y los
efectos de las CMEs.
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