Tormenta en el Frente
Las eyecciones de masa coronal (CMEs es su sigla en inglés)
ocurren a una tasa de pocas veces por semana a varias veces por
día, dependiendo de cuan activo pueda estar el Sol. Y debido
al tamaño de las nubes de plasma que ellas producen, las
probabilidades indican que la Tierra será alcanzada por
una CME de tanto en tanto. Afortunadamente, nuestro planeta
está protegido de los dañinos efectos de la
radiación y el plasma caliente por nuestra atmósfera
y por un invisible escudo magnético conocido como
magnetosfera. Producto del propio campo magnético
terrestre, la magnestosfera nos protege del plasma solar al
desviarlo hacia el espacio.
Pero algunas partículas energéticas ingresan en
la magnetosfera de tanto en tanto, filtrándose por zonas
cercanas a los polos geográficos Norte y Sur, donde el campo
magnético está debilitado y la magnetosfera está
parcialmente abierta hacia el espacio. El flujo de plasma que
ingresa puede inducir tormentas magnéticas, alterar el campo
magnético medido sobre la superficie y producir un
fenómeno conocido como auroras.
Finalmente, algunas de las partículas excitadas de los
cinturones de radiación pueden sumergirse en la alta
atmósfera, donde colisionan con oxígeno y
nitrógeno. Estas colisiones - que usualmente suceden
entre 65 y 320 kilometros sobre la superficie- excitan
eléctricamente al oxígeno y al nitrógeno y
éstos emiten luz (los tubos fluorescentes y los
televisores funcionan de modo similar). El resultado es una danza
cautivante de luces verde, azul, blanca y roja, conocidas como ea
aurora boreal y austral (´luces del norte y luces del surª). Las
auroras aparecen como sutiles cortinas ondulantes en el cielo
nocturno, o simplemente como parpadeantes bandas difusas. Ambas nos
dicen |