Tanto en el campo de un dipolo como en la magnetosfera real, las líneas de campo que se extienden a grandes distancias son las que comienzan o finalizan cerca de los polos magnéticos. Por lo que los lugares de la Tierra más sensibles a los efectos magnéticos lejanos son los casquetes polares, las regiones alrededor de los polos magnéticos. Un buen ejemplo es la aurora polar. Si trazásemos las líneas de campo en las que aparece la aurora (especialmente las subtormentas), probablemente llegaríamos a la gruesa lámina de plasma (las 3 líneas rojas más exteriores del lado derecho del dibujo) extendiéndose hacia la cola de la magnetosfera. Aunque es donde se origina el proceso, la energización final de los electrones de la aurora (como explicaremos en otro lugar) ocurre a menudo más cerca de la Tierra.
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Cuando apuntan hacia fuera, solo pueden conectarse al casquete polar septentrional (dibujo), mientras que cuando el haz de líneas sale del casquete sur se dirigirá necesariamente hacia exterior del sistema solar. Cuando el campo interplanetario apunta hacia el Sol, se cumple lo contrario y es exclusivamente el casquete meridional el que se conecta al Sol. |
En 1976 se descubrió que cuando las líneas interplanetarias apuntaban hacia fuera del Sol, la lluvia polar era mucho más intensa en el casquete norte que en el sur, mientras que cuando apuntan hacia el Sol, el casquete sur recibe la mayor parte. Claramente, esos electrones deben haber venido desde el Sol, y favorecidos por el polo con un conexión directa con el Sol. Era también evidente que las líneas del campo interplanetario estaban de alguna manera anlazadas a lo lóbulos de la cola a el casquete apropiado, aunque como y donde se produce esa conexión no es conocido con seguridad. |
Próxima Etapa: #26H. Casquetes Polares--Historia
Author and Curator: Dr. David P. Stern Last updated 20 February 2000, traducir 23 de Mayo 2001
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